miércoles, 30 de enero de 2013

Vivas se las llevaron y vivas las queremos

Por Linda Flores (@Magnolisima)


“Quién pudiera,
aún entre cadáveres,
ser cazadora de utopías”
Micaela Solís

 544 personas desaparecidas en el estado Chihuahua durante el 2012, de las cuales,151 son mujeres, y hasta el día de hoy se contabilizan 219 desaparecidas con reporte vigente (se toman en cuenta casos desde 1993). Las y los desaparecidos, bien podrían ser entendidos como toda una generación que intentó ser borrada del recuerdo, y pareciera, son sus familias los únicos interesados en conservar su recuerdo en la memoria colectiva, aunado, a reclamar que los sucesos no se repitan. El más reciente ejemplo es la “Caminata por la vida y la justicia de las desaparecidas en ciudad Juárez”, mamás y papás emprendieron la marcha con la finalidad de llegar al gobernador del estado para poder tener una audiencia pública con él y solicitarle:
I.- La entrega inmediata de los restos óseos que están resguardados en el Servicio Mexicano Forense (Semefo). Recuerdo que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAFF) en su primera visita a ciudad Juárez, declaró que había más restos de mujeres que familias que los reclamaban, aunado a que en esos años, fue un escándalo local que se despidió a la persona encargada del resguardo de los restos óseos, el argumento –más que justificable- fue que estaban mal clasificados los restos y que no se había trabajado en la identificación de los mismos.
II.- Segundos dictámenes de ADN –con expertos-, para que las familias puedan tener la certeza de que los restos son de sus hijas, ademá, se solicita que los procedimientos de entrega e identificación se apeguen a estándares de derecho internacional. Durante la presentación del Informe de Desaparición Forzada de la ONU en Chihuahua, en mayo del 2012, en uno de los salones de la presidencia municipal, la defensora de derechos humanos, Lucha Castro, indicó la importancia, y la urgencia, de la presencia de organismos internaciones como el EAAF, y aunque en esa sala había funcionarios públicos “interesados” en el fenómeno, parece no escucharon las palabras que se dijeron en ese evento.
III.- Que el gobernador César Duarte, aclare la desinformación dada a las familias; se les ha dicho que “no hay cuerpos”, de ser así, el gobernador tiene que responder a varias preguntas: ¿Siguen vivas las jóvenes desaparecidas? ¿Dónde están?
IV.- Responder ¿quién o quienes, secuestran a las jóvenes? ¿Quiénes cometen los feminicidios?
V.- Señalar, y sobre todo, sancionar a los funcionarios cómplices por omisión, y corrupción que truncan las investigaciones.
VI.- Conocer las líneas de investigación que se tienen de cada uno de los casos de las jóvenes desaparecidas.
VII.- Reclamar que los sucesos ocurridos a las jóvenes desaparecidas y asesinadas no se repitan. Cuando caminaba con las mamás me contaban que a sus hijas se las habían llevado del Centro de ciudad Juárez, mientras escuchaba detalles de cada una de las desapariciones, recordé que el 1 de mayo del 2012, integrantes de organizaciones de Juárez y Chihuahua, pedimos al gobernador César Duarte pusiera atención a lo que ocurría en el Centro de Juárez, le solicitamos se difundieran las pesquisas de las desaparecidas e información de las recompensas para localizar a las jóvenes. Hasta ese momento, en Chihuahua, sólo se había liberado la recompensa por Pamela Leticia Portillo, con un monto de 200 mil pesos, le explicamos al gobernador la importancia de costear la difusión de la recompensa además, los costos de las lonas para difundir la información estaban corriendo a cargo de gente que apoyó a la madre de Pamela.
Imagen de Patricia Mayorga

A modo de resumen la caminata mostró: la evidente estrategia para hacer declinar a las mamás, desde el 15 de enero, día que emprendieron su marcha, se dieron declaraciones al respecto, curiosamente quienes opinaron, en ningún momento caminaron con las familias. Lamentablemente, de gobierno, se consultó a una organización de Chihuahua (ni si quiera de ciudad Juárez) para tratar de negociar los puntos que querían hablar las familias. Deliberadamente, se mal entendió la información, y mientras las madres caminaban, en la capital les cuestionaban los motivos y la causa de su salida de Juárez, siendo acusadas de haber salido por un capricho, esta declaración en lugar de deslegitimar la caminata la hizo más fuerte, porque con tales afirmaciones, quedaron expuestas las formas gubernamentales para que no se hable de los asuntos de verdadero interés en el estado. Y en sí, era el gobernador el único que podía haber detenido la caminata dando audiencia y entablando un canal de diálogo. Por otro lado, lo positivo de la caminata, fue que gracias a esa presión se consiguió la audiencia con el gobernador, y que el vínculo para tal audiencia fueron directamente las familias. Se dio a conocer que la desaparición sigue ocurriendo en Juárez y Chihuahua, se liberaron recompensas por información de más mujeres desaparecidas (cada una por 100 mil pesos), llegaron a ciudad Juárez elementos federales para investigar el caso de una joven vista en Estados Unidos. Las madres de Juárez pudieron encontrarse con otras familias que sufren la desaparición de alguno de sus familiares. Organizaciones de Chihuahua, específicamente el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, El Barzón, gente de la Unión Campesina Democrática, y desde luego, la sociedad civil, mostraron su solidaridad y compromiso con las víctimas, curiosamente, algunos medios de comunicación, de nuevo, atacaron a las 2 primeras agrupaciones, y esto refrenda que la campaña de desprestigio a las y los activistas comprometidos sigue en pie.
Lo ocurrido hace evidente que nuestros representantes gubernamentales insisten en que no hay que “remover el pasado” y que hay que mirar hacía adelante, sin embargo, las familias y quienes los acompañan saben que ellos están equivocados, las heridas por la desaparición –igual que los feminicidios, los asesinatos de Ismael y Manuelita-, aún están abiertas, y el único tratamiento es la verdad de lo ocurrido, después, el acceso a la justicia, y cuando eso ocurra, se podrá decir que vivimos en un estado que mira hacía adelante y se respetan la vida y los derechos humanos.


Imagen de Patricia Mayorga

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